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El miedo al dentista juega malas pasadas, por lo que tendemos a posponer las intervenciones y cualquier cita, con todos los riesgos y problemas que se derivan. Además de la operación quirúrgica real, a veces lo que asusta es en realidad la anestesia, considerada insuficiente para cubrir el dolor o incluso peligrosa para la salud. A algunos pacientes les gustaría ser sometidos a anestesia general, para no correr el riesgo de experimentar dolor. Por otro lado, les gustaría evitarlo por completo,en estos casos requieren otro tipo de tratamiento como sustituto: la sedación consciente.

 ¿Qué es?

La sedación consciente consiste en una técnica anestesiológica que tiene como objetivo experimentar una condición de relajación, favoreciendo la amnesia y el control del dolor.

El resultado es que el paciente, sin permanecer consciente, no siente ningún dolor pero sobre todo no recuerda nada de la intervención en cuestión. Lo importante es que la sedación consciente no implique la pérdida de reflejos como la capacidad de mantener la respiración autónoma y de responder adecuadamente a los estímulos físicos y comandos verbales. Sin embargo, es bueno saber que incluso la sedación consciente, por muy segura que sea, podría implicar riesgos y contraindicaciones. Por lo tanto, antes de someterse a él, se debe saber si existen las condiciones para hacerlo.

 ¿Quién puede hacer la sedación consciente?

Se puede practicar la sedación consciente y es muy útil con pacientes odontofóbicos o ansiosos, pacientes cardíacos, pacientes hipertensos o incluso pacientes epilépticos. Esto se debe a que es capaz de reducir el alcance negativo del estrés y las emociones fuertes. Todo esto también se aplica a los pacientes con discapacidades y niños hiperactivos. En este caso; el cuidado dental se hace más difícil debido a la excesiva inquietud del paciente.

Gracias a la sedación consciente es posible llevar al paciente a una situación de mayor tranquilidad. De lo contrario, no se recomienda la sedación consciente para las mujeres embarazadas; tanto en los primeros tres meses como en el tercer trimestre, ya que existe la posibilidad de que la sedación favorezca el parto prematuro.

No solo eso, incluso en caso de dificultades respiratorias, resfrios severos o bronquitis crónica, sería mejor evitarlo, ya que puede ser difícil practicar la sedación. Las contraindicaciones también incluyen otras enfermedades graves como bronconeumonía aguda, enfisema, esclerosis múltiple, etc.

Cómo funciona

En primer lugar, antes de realizar la sedación, el anestesiólogo o dentista responsable del procedimiento comprueba la historia clínica del paciente. En concreto, la evaluación debe realizarse unos días antes de la operación identificando las técnicas quirúrgicas y de sedación más adecuadas para el caso concreto.

En este punto se puede proceder con la sedación, que se practica a través de una cánula insertada por vía intravenosa, a través de la cual se administran los farmacos sedantes. En el curso de la sedación, los signos vitales se monitorean constantemente. En algunos casos, los medicamentos también se asocian con la inhalación de óxido nitroso, que combinado con oxígeno no presenta ninguna contraindicación.

El óxido nitroso se elimina del cuerpo en 2-3 minutos, por lo que la única recomendación es no conducir de inmediato.

El éxito de la sedación dependerá en gran medida del personal que la practique y de si se implementa siguiendo protocolos de seguridad en los entornos adecuados. En Swissdent, también practicamos este tipo de anestesia. Para ello contamos con anestesiólogos profesionales, perfectamente capaces de controlar la correcta implementación de los procedimientos, con el fin de ofrecer la máxima profesionalidad y seguridad.

 

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