Los aparatos ortodóncicos o brackets están cada vez más difundidos, también porque hoy en día son mucho menos invasivos y molestos que los en el pasado. Ahora, hay soluciones invisibles o casi que permiten que el niño no se sienta incómodo y al mismo tiempo permite corregir desde una edad temprana cualquier defecto que en el futuro podría ser realmente muy perjudicial. Un error que los padres suelen cometer es postergar y llevar al niño al dentista cuando es demasiado tarde para intervenir en la conformación dental y ósea. Algunos defectos se pueden corregir en edad adulta, otros pueden ser curados solamente cuando el niño está en su pleno desarrollo. Por esta razón no debemos cometer el error de esperar demasiado tiempo, porque es muy útil entender desde los primeros años de vida cuál es la forma de la dentadura y los huesos.
¿Cuál es la edad adecuada para una visita ortodóntica?
Nunca espere demasiado tiempo para llevar a su hijo a la primera visita al ortodoncista. Un error bastante común es pensar que hasta que los dientes permanentes estén no tiene sentido preocuparse, ya que los dientes de leche estarán destinadas a caer y ser sustituidos. Desafortunadamente, esto es realmente un error, porque cuando la dentición ya está formada será mucho más difícil intervenir en cualquier problema de conformación ósea. Éstos problemas se pueden corregir en una edad temprana, así que la primera visita de un especialista en ortodoncia para los niños se debe hacer ya alrededor de los 3-4 años. Esto no significa que ya a esta edad su hijo tendrá que ponerse los brackets. El odontologo evaluera si hay malformaciones óseas y si es apropiado intervenir oportunamente para prevenir problemas futuros. El equipo ortodontico se puede colocar a partir de los 6 años.
¿Por qué es importante la ortodoncia infantil?
Por razones económicas o simplemente porque se subestima el problema, se tiende a minimizar el peligro de posibles malformaciones óseas o maloclusiones dentales. Esto es un gran error porque desafortunadamente esto no es algo que se puede pasar por alto y pronto el problema tenderá a aparecer amplificado a la enésima potencia.
Cuando el niño tiene una dentadura que no está perfectamente alineada, nos enfrentamos a un problema de maloclusión. Esto significa que cada vez que come o cierra su boca, el pequeño no lo hace de la manera correcta y va a tensar algunos músculos que no deben ser sometidos a tal carga. A largo plazo, esto puede llevar a desarrollar problemas de varias clases: como dolores de cabeza frecuentes, vértigos, dolor en el área cervical y incomodidad continua a nivel de la mandíbula. Las dolencias que pueden surgir debido a una maloclusión son varias y más tiempo pasa más tiende a empeorar. Tarde o temprano se tiene que intervenir con fuerza en algunos casos, por lo que siempre es recomendable hacerlo tan pronto como sea posible en lugar de esperar inutilmente.